sábado, 5 de noviembre de 2011

#LVBP Los Navieron llegaron a tierra firme para cazar Leones

Los Navegantes del Magallanes sacaron ventaja de una versión disminuida de los Leones del Caracas. Una que adoleció por falta de ofensiva, malas sentencias arbítrales y algo que es poco común en el deporte profesional: mala fortuna. Y que, para remate, tuvo que enfrentarse a un equipo engranado, que lució totalmente distinto a aquel que cometió siete errores. El resultado de esa fórmula fue una victoria sin atenuantes para los carabobeños, que le arrebataron una victoria a los capitalinos 6-1 en el parque Universitario. 

El abridor del Magallanes, José Sánchez, lució inmenso. Su combinación con Jesús Flores fue letal para la artillería de los locales, que no pudieron descifrarle la sinker y la slider, los dos pitcheos que pidió una y otra vez el receptor. El derecho tuvo un parpadeo en el primer inning, pero cuando se decidió a apegarse al plan que habían preestablecido, dejó sin balance a los bates caraquistas. 

Sólo tres batazos de los capitalinos pasaron por encima del cuadro en los cinco innings que lanzó el marabino. El resto fueron rodados, que dominaron sin problemas los infielders del Magallanes. Fue un trabajo armónico, en el que todo les funcionó a la perfección. Incluso el factor suerte. 

Porque en el primer inning, un machucón de Adonis García que parecía un manso rodado por el campocorto, dio un pique extraño y se convirtió en un imparable que permitió un ataque de dos carreras. Luego, en el tercero, un pelotazo que ninguno de los árbitros vio, fue sentenciado como wild pitch. Y, además de permitir que Jesús Flores anotara desde tercera, provocó la expulsión del manager Tim Teufel, que les reclamó una y otra vez a los árbitros por no estar pendientes de la jugada. 

Eso fue todo. José Sánchez impuso su slider y su sinker para retirar los primeros cinco innings, y dejar en manos de los relevistas del Magallanes la segunda victoria de la temporada entre los Eternos Rivales y la 358 de por vida, con las que ahora están igualados en los libros de récords. Robert Coello transitó dos innings en los que nadie le pudo batear y Pedro Guerra lanzó los últimos dos tramos con apenas un hit en contra. 

La voz interna del estadio intentó animar a los más de 20.000 espectadores que asistieron al parque de la Ciudad Universitaria para reanimar el espíritu de su equipo, pero la respuesta fue la bulla de los magallaneros, que, en cambio, vieron a su conjunto consolidarse en la tabla a expensas de sus archirrivales, y en su casa. Fue una victoria absoluta. 

Jesús Flores fue el otro héroe del Magallanes. No sólo por llamar un gran juego, en el que el cuerpo monticular amarró a sus enemigos a cinco hits y una carrera en nueve entradas, sino porque agregó tres imparables a su jornada, incluido un doblete y una impulsada. El receptor recordó sus recurrentes lesiones en el hombro y agradeció una vez más esa nueva postura en la caja de bateo que le ha permitido renacer como bateador y evitar recaídas de salud. 

Gracias a todos esos factores, el manager de los Navegantes, Carlos García, se fue contento de la sede de sus enemigos. Los dominó a placer y engrosó su renglón de victorias en la tabla de posiciones. Pero todavía no se atreve a celebrar. Después de un año catastrófico, no da nada por sentado. Ni siquiera una victoria en la casa de sus Eternos Rivales. “Celebraremos bien cuando clasifiquemos”, dijo antes de marcharse. 

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